Lied

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Jaime Torres Bodet

jueves, 15 de mayo de 2014

Poetas Ecuatorianos

Generación Decapitada



Aquí vamos a  encontrar a otros exponentes de la poesía muy renombrados, a estos se les denomino la generación decapitada; estaba integrada por cuatro poetas  jóvenes ecuatorianos en las primeras décadas del siglo XX.

Humberto Fierro

 

Hijo de una familia pudiente de la época, sus primeros poemas fueron publicados a petición de su amigo el también poeta Arturo Borja.

Debido a que desempeñaba un modesto cargo como servidor público centraba toda su atención en la poesía, en 1919 publicó su primer libro titulado “El laúd en el valle”, su segundo libro “Velada palatina” no se publicó sino hasta 20 años después de su muerte en 1949. 



Poema más destacado:


TU CABELLERA
Tu cabellera tiene más años que mi pena,
¡Pero sus ondas negras aún no han hecho espuma. .
Y tu mirada es buena para quitar la bruma
Y tu palabra es música que el corazón serena.
Tu mano fina y larga de Belkis, me enajena
Como un libro de versos de una elegancia suma;
La magia de tu nombre como una flor perfuma
Y tu brazo es un brazo de lira o de sirena.
Tienes una apacible blancura de camelia,
Ese color tan tuyo que me recuerda a Ofelia
La princesa romántica en el poema inglés;
¡Y un corazón del oro. . . de la melancolía!
La mano del bohemio permite, amiga mía,
Que arroje algunas flores humildes a tus pies.
Más poemas.


Medardo Ángel Silva

 (Guayaquil, Ecuador, 8 de junio de 1898 – Guayaquil, Ecuador, 10 de junio de 1919)

Poema más destacado: 


EL ALMA EN LOS LABIOS

Cuando de nuestro amor la llama apasionada
dentro tu pecho amante contemples extinguida,
ya que sólo por ti la vida me es amada,
el día en que me faltes me arrancaré la vida.

Porque mi pensamiento, lleno de este cariño
que en una hora feliz me hiciera esclavo tuyo,
Lejos de tus pupilas es triste como un niño
que se duerme soñando en tu acento de arrullo.

Para envolverte en besos quisiera ser el viento
y quisiera ser todo lo que tu mano toca;
ser tu sonrisa, ser hasta tu mismo aliento,
y así poder estar más cerca de tu boca.

Vivo de tu palabra, y eternamente espero
llamarte mía, como quien espera un tesoro.
lejos de ti comprendo lo mucho que te quiero
y, besando tus cartas, ingenuamente lloro.

Perdona que no tenga palabras con que pueda
decirte la inefable pasión que me devora;
para expresar mi amor solamente me queda
rasgarme el pecho, amada, y en tus manos de seda
dejar mi palpitante corazón que te adora!

 

Ernesto Noboa y Caamaño

(Guayaquil, Ecuador, 1891 - Quito, 1927)

 


 


Emoción Vesperal

Hay tardes en las que uno desearía
embarcarse y partir sin rumbo cierto,
y, silenciosamente, de algún puerto
irse alejando mientras muere el día
Emprender una larga travesía
y perderse después en un desierto
y misterioso mar no descubierto
por ningún navegante todavía.
Aunque uno sepa que hasta los remotos
confines de los piélagos ignotos
le seguirá el cortejo de sus penas.
Y que al desvanecerse el espejismo,
desde las glaucas ondas del abismo,
le tentarán las últimas sirenas. 



Arturo Borja

(n. Quito, 1892 - f. Ibídem, 13 de noviembre de 1912)

Para mí tu recuerdo


Para mí tu recuerdo es hoy como una sombra
del fantasma que dimos el nombre de adorada…
Yo fui bueno contigo. Tu desdén no me asombra,
pues no me debes nada, ni te reprocho nada.

Yo fui bueno contigo como una flor. Un día
del jardín en que solo soñaba me arrancaste;
te di todo el perfume de mi melancolía,
y como quien no hiciera ningún mal me dejaste…

No te reprocho nada, o a lo más mi tristeza,
esta tristeza enorme que me quita la vida,
que me asemeja a un pobre moribundo que reza
a la Virgen pidiendo que le cure la herida.

 

 



 

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